La mujer

Una mujer es verso, es filosofìa, es historia, por cuanto es bella y por cuanto sin el cariño, el amor y la compañìa de una mujer, la vida del hombre es simple. La mujer es la vida del hombre: por cuanto genera en nosotros la alegrìa, la emociòn, la tristeza, la fuerza ... el amor.La mujer es esencia y es presencia, para todo hombre: es esencia, porque es el amor que todos queremos y necesitamos, para vivir a plenitud espiritual; es presencia porque su compañìa le da color a nuestra vida, y nos permite vivir a plenitud biològica. La mujer es plenitud: es todo en el hombre; es pensamiento hecho acciòn, es sentimiento hecho ternura y cariño. No me imagino lo que representa vivir sin el calor de una mujer: posiblemente eso sea semejante a un cactus en un desierto, o a un cielo sin estrellas.
La mujer le da belleza a la vida. La mujer es el sìmbolo que recuerda que la fuerza de un hombre tiene lìmite: porque cuando se conoce a una verdadera mujer, en su amor y compañìa està nuestra fuerza. Sin la mujer la vida es solamente 4 letras sin sentido. La mujer la da rumbo a nuestra vida.
La mujer es la arrogante làgrima masculina, que se resiste a brotar cuando el amor no es correspondido. La mujer es la esencia extraña que hace latir con fuerza el corazòn del hombre. Todo en la mujer es belleza, porque por extravagantes que sean los atuendos que use, igualmente generará en nosotros la imagen de lo "bellamente extravagante"; es que no son los atuendos los que hacen bella a una mujer, sino es la mujer la que hace ver bellos los atuendos, o joyas o prendas que lleve puestos.
La mujer es tan extraña e imaginativamente bella, que si el hombre fuera loro, aprenderìa a hablar para halagar sus encantos. La mujer es un recuerdo contra el que es insufriblemente difìcil luchar.
La mujer en un hombre, representa la importancia de vivir. Se vive para amar a una mujer, y para ser amado por una mujer. La mujer es enigma y secretos: es enigma porque es difìcil e impredecible conocer a fondo a una mujer. Es secretos porque conocerla es robarle secretos muy codiciados a la naturaleza, y los secretos para ser dueño de una mujer no tienen valor material en la vida, dado que es muy elevado ese valor. Es que la mujer es muy valiosa,
y mientras más coqueta, femenina y sexy sea la mujer, mayor valor tendrá para un hombre, porque esos atributos generan ternura, cariño y todo lo sublime que guarde un hombre en su ser interior.

Mujer!, fuiste creada por Dios, para crear el amor en la tierra. Es tan duro sufrir por una mujer, pero esa es la vida, ¡retos!, de los cuales el màs valioso, codiciado e importante se llama mujer.
La mujer es una herida dolorosa, cuando es un amor imposible; què peligroso es amar a una mujer imposible, pero què difìcil es evitarla.
La mujer es canciòn porque sus besos nos hacen cantar de alegrìa a la vida. La mujer es verso porque su belleza nos hace valorar el mundo, la naturaleza y la vida. La mujer es estètica, porque sus encantos nos hacen ver la belleza de la vida. La mujer es el tiempo del hombre, porque sus recuerdos de amor y pasiòn, no respetan hora ni fecha; ademàs, cuando se conoce a una autèntica mujer, sentimos que llegò el tiempo de hacer valer nuestra ley de varòn. La belleza de la mujer es tal que no hay verso humano con la capacidad suficiente para hacer semejante descripciòn, dado que la mujer bella, mientras màs se la contempla, màs bella nos parece, por eso para mì no es cursi la expresiòn que dice: ¡cada dìa te veo màs bella!.
La mujer es belleza total, porque todos los estìmulos de belleza se dan cita en ella: la hermosa voz de la mujer, es tan melodiosa como el cantar de un pajarito silvestre, y gusta màs que cualquier refinada nota musical de cualquier òrgano. La mujer es fuente de olores atrayentes: porque si la mujer perfumada es un poema, los olores ìntimos de la mujer cocinan en nuestra imaginaciòn, deseos ardientes y fuertes. Como gusta la mirada de mujer: ademàs de bella como toda ella, es tan tierna, tan insinuante, tan atrayente. Hay miradas femeninas tan tranquilas, otras tan quemantes, otras sensuales, pero ciertamente, si hay algo que es tan extrañamente bello para el hombre en esta vida, son los ojos y las miradas de las mujeres.
Sobre el bellìsimo cuerpo de la mujer, realmente no hay espacio ni palabras suficientes para destacar sus delicadas y ùnicas cualidades. Pero indudablemente el estìmulo femenino màs fuerte es el tàctil: "PORQUE COMO GUSTAN LOS BESOS DE UNA BOCA DE MUJER", ademàs, no hay fuente de mayor desequilibrio que una mano femenina provocando el cuerpo del hombre, que es potencialmente dèbil a este estìmulo.
La belleza de la mujer es aùn mayor a la de cualquier flor de la naturaleza, y sus olores femeninos, son mucho màs penetrantes que los de una flor.
Una mujer es un dìa diferente para un hombre: porque cuàn diferentes a los demàs, es aquel dìa cuando se conoce a una autèntica mujer.
¡Mujer!, fuiste creada por Dios para dar vida y sentido a la belleza. El amor que un hombre debe otorgar a una mujer debe ser de tal calidad, magnitud e intensidad, que logre embriagarla de satisfacciòn, felicidad y plenitud biològica. Las palabras, las caricias y la compañìa masculina deben tener la propiedad de capturar y apresar la imaginaciòn y los sentimientos femeninos, es decir, que la mujer se sienta incompleta si le falta el hombre: a eso lo llamo "conquistar el corazòn de una mujer", que como proeza es ùnica en su estilo.
¡Que hermoso es ver el brillo del amor en los ojos de una mujer!. El peor castigo que me podrìa acontecer serìa la ceguera, porque cuànto deben sufrir los hombres ciegos al no poder contemplar la sublime belleza femenina.
No puedo aceptar ni entender cualquier forma de maltrato a la mujer, el cual sòlo puede originarse en un corazòn masculino enfermo, y, ùnicamente es capaz de aceptarlo, una mujer que no tiene en alto el valor de la dignidad femenina.
Observo que en la mujer seducida por un hombre, el recuerdo de la voz masculina amada, y de su calor de amante, constituyen un virus enfermizo de ternura, que cual aguijòn, se encajan en su corazòn, y la alegran todo el dìa si el amor es correspondido, o la torturan todo el dìa, si es un hombre cuyo corazòn ya tiene dueña.
Hay que aprender a ser buen amante, brindar mucha ternura, respeto y pasiòn a la mujer, para lograr adueñarnos de ella; sin embargo, que hueca se oye la expresiòn "te amo", cuando se le dice en una oficina a una mujer, y a los pocos minutos se le vuelve a decir a otra: en ese juego pierde la mujer cuyo engañoso ego se dejò empalagar o endulzar por el lazo masculino, o la que sin experiencia, entrega mucho sin analizar lo que va a recibir.
Amar es la capacidad de DAR. Quien es mezquino en su entrega, es un mal amante. La fuerza del amor es mayor que la de las corrientes de los rìos, que todo lo arrastra. El amor nace muy adentro de la intimidad de la persona, y es una planta que la riegan el cariño, la consideraciòn, el respeto, la pasiòn, etc, de manera, que ser hombre no es solamente la capacidad fisiològica de hacer el coito, sino ademàs, la capacidad espiritual de valorar y dar en su justa medida a la mujer con la que se hace el amor.
El calor del abrazo de una mujer, sus besos, sus esperanzas de realizaciòn como pareja, inspiran en mì, sentimientos muy emocionales y tiernos, porque provocan la revisiòn personal del inventario de ternura y de respeto a la dignidad ajena con que hay que conducirse para estar a la altura de ese compromiso humano.
La mujer es belleza, porque su cuerpo es belleza ìntegra; pero, la mujer es belleza porque ademàs, los sentimientos de una mujer son bellos. Incluso una mujer recia, dura, esconde en su màs ìntimo interior, sentimientos bellos que no sabe còmo manifestarlos, y, es precisamente el hombre, quien cual maestro, la orienta hacia la autorrealizaciòn. Definitivamente, la mujer representa la nota de alegrìa en el corazòn masculino.