
Siempre he escuchado el reconocimiento a dos atributos muy particulares de la raza negra. Me refiero a la fortaleza física y su incuestionable sensualidad. Respecto a la fortaleza, siempre he escuchado las fantasías sexuales de mujeres hacia los varones negros por su supuesta fortaleza física. Respecto a la sensualidad, cuánta admiración despiertan los labios y los pompis prominentes de las chicas de raza negra.

Es decir, la raza negra ha demostrado ser más que fortaleza física y sensualidad, dando al mundo lecciones de sus cualidades intelectuales, que aunque no nos deberían parecer extrañas, resulta que para los racistas es impensable ese atributo.
Y entonces se abre la preocupación, porque aún existe el fenómeno de la discriminación racial. Ya no sólo por los abucheos a los jugadores de fútbol de color en las canchas europeas, sino ahora con irrespetuosos comentarios racistas en contra de la Miss Angola.

Es un estigma negativo el pretendido por Hollywood en presentar a los negros como los malvados en las películas. Los sentimientos de los negros son tan normales como los de cualquiera, y el amor de los negros es tan sublime como cualquiera.
Ese trato caballeresco tiene dos facetas. La primera faceta tiene que ver con el derecho de Miss Angola a que se le reconozca y se le respete su triunfo. La segunda faceta tiene que ver con el protocolo verbal hacia su persona, el cual ha sido sustituído por un decadente lenguaje descalificatorio por el hecho de ser negra, olvidando que la mujer negra también tiene el derecho al disfrute del galante protocolo a la belleza representada en su humanidad.
La belleza negra es una realidad, y es tan competitiva y tan digna, como cualquiera, y eso es lo que representa el triunfo de Leila. Los racistas quieren poner una venda a la realidad de la belleza negra, y eso además de intolerable, no se puede permitir, y este post persigue poner un punto de vista que exija el debido respeto.
La belleza negra tiene el derecho a ocupar los mismos espacios que tradicionalmente han privilegiado a las blancas, y eso se logra con talento y preparación. Eso fue lo alcanzado por Leila.
La belleza negra merece caminar en las mismas alfombras rojas destinadas a las celebridades de raza blanca, y a Leila ni se le puede cuestionar, ni se le puede prohibir ese derecho.
La belleza negra tiene el mismo derecho a destacar en cualquier ámbito social, sea el canto, la danza, los deportes, la cultura,.... e incluso, tiene el derecho a destacar en Certámenes internacionales de belleza, y por supuesto, ¡tiene el derecho a ganar!, y a que se le reconozca ese logro, producto de las cualidades que exhiben las representantes de la belleza negra.

Reconociendo la belleza negra, hacemos justicia a lo que representa la mujer negra: que es lo mismo que representa la mujer blanca o la asiática, es decir, mujeres talentosas, inteligentes, trabajadoras, que son útiles a la sociedad en tanto madres abnegadas y en tanto profesionales exitosas.
La belleza no es negra, ni blanca, ni asiática, es ¡simplemente belleza!, y se halla dignamente expuesta en cada humanidad femenina. Pensar lo contrario, además de antirreligioso es ¡ESTÚPIDO!, porque miremos la anatomía de las mujeres de diferentes razas, y lo único que encontraremos de diferencia es el color de la piel,

La mujer negra gusta tanto como gusta la blanca. Pero tiene el derecho a que se le de el homenaje a su belleza, con el reconocimiento social de cualquier mujer blanca o asiática. La belleza desnuda de la mujer negra no tiene nada que envidiar a la belleza desnuda de la mujer blanca, y viceversa.
Belleza negra es el concepto que reclama respeto e igualdad de oportunidades. Belleza negra no es confrontación con las otras razas, porque la negra simplemente quiere CONVIVIR en armonía con todos los demás.
Todos los comentarios anteriores a primera vista pudieran sonar a simplezas. Pero cuando escucho o leo los comentarios racistas hacia los negros, me doy cuenta que aún subsisten mentes SIMPLISTAS que ven la realidad de una manera insana, acomplejada y en algunos casos, peligrosamente violenta.
Admiremos a la mujer por su belleza, sea blanca, negra o asiática, no olvidando que en la dulzura de sus besos y en la dignidad de su vientre, se perpetúa la humanidad. Ofender a una mujer por su color, es ofender a todas las mujeres, porque ya es tiempo de que las mujeres dejen de verse como blancas o negras, y más bien se vean como lindas mujeres.

Este post lo publicaré en mi twitter no tanto para contrarestar a los racistas, porque se trata de mentes enfermas que requieren urgentemente ayuda psiquiátrica, sino con la finalidad de aportar elementos simples y válidos para RECORDAR el derecho a la igualdad y el respeto que merecen los negros. En pleno siglo XXI eso no debería existir, pero como todavía ocurre, entonces hay que escribir procurando lograr la aceptación de todos por igual. Dios bendiga a la humanidad!!!!.

Recuerda que para consultar sobre mis recientes publicaciones en éste y en mis otros blogs, puedes hacerlo consultando en mi twitter @blogsdeangelpaz. Gracias.
3 comentarios:
La belleza es algo exclusivo y personal. A estas alturas no tenemos, ni debemos, hacer distinción de la belleza en función del origen de las personas. Debemos de dejar de tener miedo a la diferencia, porque esta es la que nos hace evolucionar.
La belleza es subjetiva, ahora si de gustos hablamos...para todos hay. Mi esposa es de raza negra, inteligente y bella (yo sou blanco); me encanta su piel y la amo muchìsimo. Cada quien con su gusto sin ofender ni hablar mal de nadie por el simple hecho de tener un color distinto.
El Primer paso para la belleza es sentirse bien consigo misma, todos y/o todas tenemos un tipo belleza y a Dios le gusta la variedad.
naturabella.es.tl
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