No vayan a pensar que se trata de un efecto hollywoodense, o de una aplicación de técnicas informáticas gráficas. Ese hombre de la imagen derecha, realmente está al lado de un árbol, que realmente lo hace ver diminuto. Porque se trata del árbol más alto y más longevo del planeta tierra, llamado Sequoia. Dios ha creado esa maravilla natural, para hacernos reflexionar que la grandeza existe, toma forma física, y causa admiración. Así como también nos deleita Dios con la maravillosa belleza de la mujer, pero, si lo expresamos en términos simbólicos, unas parecen sequoias pero otras, al lado de éstas, parecen hierbas. Conoce la diferencia en las líneas siguientes.
Primero quiero anexar algunos comentarios sobre los sequoias. Se trata de árboles que pueden alcanzar majestuosas alturas; de hecho wikipedia nos instruye en el hecho de que el más elevado mide 115,61 mts, quizás hoy día más elevado aún, dependiendo de la antiguedad de la cita bibliográfica, que a la vez, nos dice que el más longevo alcanzó la edad de 2.200 años. ¡Impresionante verdad!. Tales especies se les encuentra en California (EEUU). Para mayor información pueden consultar google o la misma wikipedia.
De manera, que en un bosque donde existen variedad de árboles admirables por su tamaño y belleza, quedan sencillamente opacados por la majestuosidad de un sequoia, que simplemente se apodera de la vista del paisaje por su imponente belleza. Es como que si no hubieran más árboles, porque sólo hay ojos para apreciar los sequoias.
Pues cual sequoias, así hay una categoría de mujeres, que por respeto y admiración al árbol precitado, honrosamente las llamaré "mujeres sequoias". Sin más preámbulos, ¿Qué es una mujer sequoia?.
Así como en el bosque los sequoias se apoderan de la admiración de los observadores por la elevación que llegan a alcanzar, así las "mujeres sequoias" se apoderan de la admiración de los hombres por la "elevación de sus virtudes". Son mujeres, que quizás sin contar con el privilegio de la belleza de la lotería genética, son en cambio, privilegiadas con virtudes muy apreciadas por los hombres, a los efectos de formar una familia. Son las virtudes del amor fiel, el cariño incondicional, la abnegación permanente, la maternidad sacrificada. Hoy día, muchas mujeres feministas, se reirían de tal patrón de mujer, y despectivamente se reirían pensando que ya no hay ninguna mujer que quiera calzar ese molde. Pero afortunadamente, si hay mujeres con esos atributos, y es por esto que las llamo "mujeres sequoia", porque son tan escasas que sobresalen sobre el resto de las demás mujeres.
Comentaba en estos días, que cierta vez estaba en condición de invitado en un acto de graduación. Allí ví la hermana de una amiga mía, y parece increíble, habiendo tanta gente en ese auditorio, era la hermana de esa amiga la que sobresalía, por cuanto su "luz espiritual", opacaba a todos los demás asistentes. Una "mujer sequoia" es una mujer con luz espiritual, aquella luz que deriva del respeto que se ha ganado a costa de sacrificio, decencia y elegancia, y algo más respetable aún: ¡su fidelidad a su cónyuge!, algo que se ha perdido en la actualidad, pues ella es del tipo de mujer que no requiere del galanteo anfibológico para sentirse más mujer, pues se basta con el que recibe de su pareja.
Mi madre es una "mujer sequoia", y se ganó esa distinción por cuanto, quedando viuda con 3 hijos infantes y una casa hipotecada, no bajó la cabeza nunca, sino que se dedicó a trabajar duro, rescatando la casa y levantándonos con toda dignidad, sin quejarse nunca, y, sin pensar en atenerse a otro hombre, porque su amor a nuestro padre sobrevivió a la muerte de este, dándonos un ejemplo de lo que representa la fidelidad femenina. Precisamente, el contar con el cuidado materno de una "mujer sequoia", es lo que me permite ver con inteligencia las despectivas y frecuentes críticas feministas a los hombres, y por sobre lo negativo de estas, incluso pese a estas, es que expreso que hay mujeres que valen mucho, y sobresalen cual "sequoias".
Hay mujeres que al contrario, parecen hierba. Son mujeres que lo mejor que saben hacer es, primeramente, hablar mal de los hombres, y luego paradójicamente, sacarle a los hombres todo el dinero que puedan, pese a la imagen que expresan de ellos. La hierba, no apoya ni valora al hombre, se preocupa más de su físico que del cultivo espiritual de las virtudes, y ocurre, que una vez saciada la pasión y viendo el hombre ausencia de valores en estas mujeres, terminan por dejarlas, porque ningún hombre quiere hierba, lo lógico, es apropiarse de una "valiosa sequoia" que con dignidad sea la madre de sus hijos, y sea la compañía perfecta durante la vejez.
Cuando hablo de "mujer hierba", no lo hago despectivamente. No me interesa esa línea discursiva, porque no deja nada constructivo. Lo que quiero expresar es una sana y constructiva comparación natural: la hierba es insignificante ante un majestuoso sequoia, así es la mujer simple frente a la mujer virtuosa, simplemente queda opacada e ignorada. En el bosque existen la hierbas y los sequoias, ambos tienen igual derecho de existir como manifestación de la naturaleza, pero toda la admiración se centra en la majestuosidad del sequoia.
En una época de feminismo , donde la mujer se expresa y se comporta tan despectivamente frente a los hombres, se genera una actitud masculina de mayor reserva y mejor selección de sus amistades femeninas. La mujer que expresa: ¡todos los hombres son iguales, ninguno sirve!, lo que genera es indiferencia en los hombres, porque el hombre podrá ser admirablemente cautivado por la belleza de la mujer, pero jamás hasta el nivel de la estupidez o de la ceguera (por supuesto, con excepciones). Sencillamente: la mujer que habla en esos términos (que son muchas), al no respetar al hombre, lo que recibe como compensación es irrespeto o indiferencia del hombre hacia ella, lo cual la debería llevar a recapacitar, porque en este mundo, existe un bosque metafórico de hombres y mujeres, que ambos se necesitan y ambos se complementan, pero jamás se excluyen. De hecho, conozco a una mujer divorciada de un militar, que se ha pasado la vida hablando mal del ex-marido, pasando por alto que es ese hombre quien la ha mantenido a ella y a sus 4 hijas, lo cual no pasa desapercibido por los hombres que compartimos horas de trabajo con la pobre amargada, a quien se la juzga como una triste hierba por cuanto no alcanzó a valorar lo que significa un hombre responsable por el mantenimiento de sus hijas: esa es la clase de mujer que llamo "mujer hierba", porque pese a los problemas con su anterior pareja, carece de la mínima formación ética como para respetar a quien le tapa la boca dándole de comer, es decir, al disfrutar del usufructo de su trabajo, lo más ético sería corresponder con respeto a su persona, pero es la mujer que no sabe sino hablar mal de los hombres, y luego aspira ser vista como "sequoia", cuando esa es una condición que se gana y no es implícita en todas las mujeres.
Una mujer que habla despectivamente de los hombres, simbólicamente es una "mujer hierba", queriendo expresar con esto, que queda opacada por las otras mujeres que aún conservan respeto por los hombres. No olviden las mujeres, que lo último que acepta un hombre, es el irrespeto a su dignidad masculina, porque el hecho concreto es este: tal como hay mujeres desencantadas y desengañadas por hombres que no las supieron valorar, ocasionando en ellas críticas amargadas, así hay hombres desencantados y desengañados por alguna mujer que lo llevó a la ruina, y superando esta condición, y sobreponiéndose a la amargura (diferencia con las mujeres) buscan otra mujer pensando que será diferente a la mala mujer que lo perjudicó al comienzo.
Una "mujer sequoia" es una mujer amable. Es una mujer que respeta y valora al hombre, y a todas las personas en general, "siendo su mayor respeto el ofrendado al cónyuge con quien comparte su digno transitar de vida" evidenciando su respeto conyugal con el ya desaparecido regalo de la "fidelidad conyugal". Que mantiene siempre una cordial sonrisa en su rostro. Que muestra elegancia y distinción, tanto en modales como en sus expresiones verbales. Que le encanta servir y atender. Que ama su casa, sus hijos y su pareja, por sobre todas las cosas. Que ama a Dios, y lo coloca como Guía de su vida. Que la tiene sin cuidado el competir con el hombre, porque sabe que ella vale y no tiene porqué esmerarse en demostrarlo. Esta es la descripción de una mujer virtuosa, entiéndase "mujer sequoia", que la hace tan pero tan magnificiente a los ojos de los hombres, que las demás mujeres, metafóricamente hablando, parecen hierba en términos de atributos espirituales. Creo que en este párrafo queda claro que el uso de las "imágenes literarias" de sequoia y hierba, son para comparar y justificar la presencia o ausencia de valores, y nunca se intentó dar la idea de descalificar a mujeres que carecen de atributos, de las cuales pienso, que lo mejor y más sano que pueden hacer es aprender de las cualidades de la "mujer sequoia", empezando por superar esa visión prejuiciada de los hombres, muchas veces inculcada por insanos programas de radio y TV, que lo que logran es llenar la mente de "información basura".
Primero quiero anexar algunos comentarios sobre los sequoias. Se trata de árboles que pueden alcanzar majestuosas alturas; de hecho wikipedia nos instruye en el hecho de que el más elevado mide 115,61 mts, quizás hoy día más elevado aún, dependiendo de la antiguedad de la cita bibliográfica, que a la vez, nos dice que el más longevo alcanzó la edad de 2.200 años. ¡Impresionante verdad!. Tales especies se les encuentra en California (EEUU). Para mayor información pueden consultar google o la misma wikipedia.
De manera, que en un bosque donde existen variedad de árboles admirables por su tamaño y belleza, quedan sencillamente opacados por la majestuosidad de un sequoia, que simplemente se apodera de la vista del paisaje por su imponente belleza. Es como que si no hubieran más árboles, porque sólo hay ojos para apreciar los sequoias.
Pues cual sequoias, así hay una categoría de mujeres, que por respeto y admiración al árbol precitado, honrosamente las llamaré "mujeres sequoias". Sin más preámbulos, ¿Qué es una mujer sequoia?.
Así como en el bosque los sequoias se apoderan de la admiración de los observadores por la elevación que llegan a alcanzar, así las "mujeres sequoias" se apoderan de la admiración de los hombres por la "elevación de sus virtudes". Son mujeres, que quizás sin contar con el privilegio de la belleza de la lotería genética, son en cambio, privilegiadas con virtudes muy apreciadas por los hombres, a los efectos de formar una familia. Son las virtudes del amor fiel, el cariño incondicional, la abnegación permanente, la maternidad sacrificada. Hoy día, muchas mujeres feministas, se reirían de tal patrón de mujer, y despectivamente se reirían pensando que ya no hay ninguna mujer que quiera calzar ese molde. Pero afortunadamente, si hay mujeres con esos atributos, y es por esto que las llamo "mujeres sequoia", porque son tan escasas que sobresalen sobre el resto de las demás mujeres.
Comentaba en estos días, que cierta vez estaba en condición de invitado en un acto de graduación. Allí ví la hermana de una amiga mía, y parece increíble, habiendo tanta gente en ese auditorio, era la hermana de esa amiga la que sobresalía, por cuanto su "luz espiritual", opacaba a todos los demás asistentes. Una "mujer sequoia" es una mujer con luz espiritual, aquella luz que deriva del respeto que se ha ganado a costa de sacrificio, decencia y elegancia, y algo más respetable aún: ¡su fidelidad a su cónyuge!, algo que se ha perdido en la actualidad, pues ella es del tipo de mujer que no requiere del galanteo anfibológico para sentirse más mujer, pues se basta con el que recibe de su pareja.
Mi madre es una "mujer sequoia", y se ganó esa distinción por cuanto, quedando viuda con 3 hijos infantes y una casa hipotecada, no bajó la cabeza nunca, sino que se dedicó a trabajar duro, rescatando la casa y levantándonos con toda dignidad, sin quejarse nunca, y, sin pensar en atenerse a otro hombre, porque su amor a nuestro padre sobrevivió a la muerte de este, dándonos un ejemplo de lo que representa la fidelidad femenina. Precisamente, el contar con el cuidado materno de una "mujer sequoia", es lo que me permite ver con inteligencia las despectivas y frecuentes críticas feministas a los hombres, y por sobre lo negativo de estas, incluso pese a estas, es que expreso que hay mujeres que valen mucho, y sobresalen cual "sequoias".
Hay mujeres que al contrario, parecen hierba. Son mujeres que lo mejor que saben hacer es, primeramente, hablar mal de los hombres, y luego paradójicamente, sacarle a los hombres todo el dinero que puedan, pese a la imagen que expresan de ellos. La hierba, no apoya ni valora al hombre, se preocupa más de su físico que del cultivo espiritual de las virtudes, y ocurre, que una vez saciada la pasión y viendo el hombre ausencia de valores en estas mujeres, terminan por dejarlas, porque ningún hombre quiere hierba, lo lógico, es apropiarse de una "valiosa sequoia" que con dignidad sea la madre de sus hijos, y sea la compañía perfecta durante la vejez.
Cuando hablo de "mujer hierba", no lo hago despectivamente. No me interesa esa línea discursiva, porque no deja nada constructivo. Lo que quiero expresar es una sana y constructiva comparación natural: la hierba es insignificante ante un majestuoso sequoia, así es la mujer simple frente a la mujer virtuosa, simplemente queda opacada e ignorada. En el bosque existen la hierbas y los sequoias, ambos tienen igual derecho de existir como manifestación de la naturaleza, pero toda la admiración se centra en la majestuosidad del sequoia.
En una época de feminismo , donde la mujer se expresa y se comporta tan despectivamente frente a los hombres, se genera una actitud masculina de mayor reserva y mejor selección de sus amistades femeninas. La mujer que expresa: ¡todos los hombres son iguales, ninguno sirve!, lo que genera es indiferencia en los hombres, porque el hombre podrá ser admirablemente cautivado por la belleza de la mujer, pero jamás hasta el nivel de la estupidez o de la ceguera (por supuesto, con excepciones). Sencillamente: la mujer que habla en esos términos (que son muchas), al no respetar al hombre, lo que recibe como compensación es irrespeto o indiferencia del hombre hacia ella, lo cual la debería llevar a recapacitar, porque en este mundo, existe un bosque metafórico de hombres y mujeres, que ambos se necesitan y ambos se complementan, pero jamás se excluyen. De hecho, conozco a una mujer divorciada de un militar, que se ha pasado la vida hablando mal del ex-marido, pasando por alto que es ese hombre quien la ha mantenido a ella y a sus 4 hijas, lo cual no pasa desapercibido por los hombres que compartimos horas de trabajo con la pobre amargada, a quien se la juzga como una triste hierba por cuanto no alcanzó a valorar lo que significa un hombre responsable por el mantenimiento de sus hijas: esa es la clase de mujer que llamo "mujer hierba", porque pese a los problemas con su anterior pareja, carece de la mínima formación ética como para respetar a quien le tapa la boca dándole de comer, es decir, al disfrutar del usufructo de su trabajo, lo más ético sería corresponder con respeto a su persona, pero es la mujer que no sabe sino hablar mal de los hombres, y luego aspira ser vista como "sequoia", cuando esa es una condición que se gana y no es implícita en todas las mujeres.
Una mujer que habla despectivamente de los hombres, simbólicamente es una "mujer hierba", queriendo expresar con esto, que queda opacada por las otras mujeres que aún conservan respeto por los hombres. No olviden las mujeres, que lo último que acepta un hombre, es el irrespeto a su dignidad masculina, porque el hecho concreto es este: tal como hay mujeres desencantadas y desengañadas por hombres que no las supieron valorar, ocasionando en ellas críticas amargadas, así hay hombres desencantados y desengañados por alguna mujer que lo llevó a la ruina, y superando esta condición, y sobreponiéndose a la amargura (diferencia con las mujeres) buscan otra mujer pensando que será diferente a la mala mujer que lo perjudicó al comienzo.
Una "mujer sequoia" es una mujer amable. Es una mujer que respeta y valora al hombre, y a todas las personas en general, "siendo su mayor respeto el ofrendado al cónyuge con quien comparte su digno transitar de vida" evidenciando su respeto conyugal con el ya desaparecido regalo de la "fidelidad conyugal". Que mantiene siempre una cordial sonrisa en su rostro. Que muestra elegancia y distinción, tanto en modales como en sus expresiones verbales. Que le encanta servir y atender. Que ama su casa, sus hijos y su pareja, por sobre todas las cosas. Que ama a Dios, y lo coloca como Guía de su vida. Que la tiene sin cuidado el competir con el hombre, porque sabe que ella vale y no tiene porqué esmerarse en demostrarlo. Esta es la descripción de una mujer virtuosa, entiéndase "mujer sequoia", que la hace tan pero tan magnificiente a los ojos de los hombres, que las demás mujeres, metafóricamente hablando, parecen hierba en términos de atributos espirituales. Creo que en este párrafo queda claro que el uso de las "imágenes literarias" de sequoia y hierba, son para comparar y justificar la presencia o ausencia de valores, y nunca se intentó dar la idea de descalificar a mujeres que carecen de atributos, de las cuales pienso, que lo mejor y más sano que pueden hacer es aprender de las cualidades de la "mujer sequoia", empezando por superar esa visión prejuiciada de los hombres, muchas veces inculcada por insanos programas de radio y TV, que lo que logran es llenar la mente de "información basura".
Hago énfasis muy puntual en lo siguiente: Hay hombres buenos, como mujeres buenas. Así también como hay hombres malos, y mujeres malas. No es machismo ni feminismo: porque ambos son enfoques estereotipantes, dañinos y alienantes. Es simple cuestión de realidades de la vida.
Hago la reiterada aclaración del uso de la imagen comparada de sequoia y hierba, porque tal como veo de mal gusto los comentarios destructivos de las mujeres feministas, así evalúo yo sería la imagen de un comentario que pudiera sonar insanamente despectivo respecto a las mujeres, a quienes más bien, las admiro y las respeto, y quisiera que todas fueran sequoias, pero que lamentablemente, la hierba cohabita en un bosque de sequoias, pero véase esta moraleja: el hombre no pierde tiempo mirando la hierba, porque se ocupa es de la majestuosa presencia de un valioso sequoia, que es a la cual aspira como esposa y compañera. Los hombres admiramos y respetamos a las mujeres, y aspiramos a recibir igual trato, por tanto no apoyo críticas despectivas en ningún sentido ni de mujeres a hombres, ni viceversa. El hombre es quien construye el hogar, eso le da la dignidad de ganarse el respeto de la mujer; así como la mujer es la que levanta y educa a los hijos, siendo esto lo que justifica la dignidad que aspira recibir ella en términos no sólo de apoyo económico, sino más importante aún, apoyo emocional.
Hago la reiterada aclaración del uso de la imagen comparada de sequoia y hierba, porque tal como veo de mal gusto los comentarios destructivos de las mujeres feministas, así evalúo yo sería la imagen de un comentario que pudiera sonar insanamente despectivo respecto a las mujeres, a quienes más bien, las admiro y las respeto, y quisiera que todas fueran sequoias, pero que lamentablemente, la hierba cohabita en un bosque de sequoias, pero véase esta moraleja: el hombre no pierde tiempo mirando la hierba, porque se ocupa es de la majestuosa presencia de un valioso sequoia, que es a la cual aspira como esposa y compañera. Los hombres admiramos y respetamos a las mujeres, y aspiramos a recibir igual trato, por tanto no apoyo críticas despectivas en ningún sentido ni de mujeres a hombres, ni viceversa. El hombre es quien construye el hogar, eso le da la dignidad de ganarse el respeto de la mujer; así como la mujer es la que levanta y educa a los hijos, siendo esto lo que justifica la dignidad que aspira recibir ella en términos no sólo de apoyo económico, sino más importante aún, apoyo emocional.
Finalizo, preguntando: ¿hombres sequoia?. Por supuesto: aquellos que dan la vida por el amor a una mujer. Recordemos oportunamente la realidad, de que el monopolio de las virtudes no lo tiene la mujer, y afortunada esa circunstancia, porque es la que permite la inspiración de arte, filosofía y poesía que se engendra en el hombre, por la sublime belleza femenina. Pero, por lo extenso de este post, queda para un posterior post, donde lo desarrolle solamente enfocado en la ética del hombre, tal como desarrollé este post, solamente enfocado en la ética de la mujer.
Recuerda que para consultar sobre mis recientes publicaciones en éste y en mis otros blogs, puedes hacerlo consultando en mi twitter @blogsdeangelpaz. Gracias.
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