
Sentado a solas, en un rincón de mi casa,
me he puesto a reflexionar,
tantas ganas de amor que tú inspiras en mí,
para no ser correspondido, y
realmente no vale la pena,
ni tampoco es actitud madura;
es que cansado estoy ya,
de suspirar por un amor ajeno
cuya belleza me provoca pesadillas
y tu sólo recuerdo me provoca nostalgia.
Es que me enseñaste que la belleza indescriptible produce cansancio al no poseerla.